lunes, agosto 30, 2004

¡¡¡Borjajajajajajajaja!!!

Reír es una de las cosas más lindas y más profundamente conmovedoras de la vida. Por eso quiero escribir que hoy cuando iba caminando por las baldosas, desde mi lugar de trabajo hasta la facultad, escuché por la radio que un tipo le había puesto a su hijo este nombre: BORJA.
Mientras transitaba por la calle con los auriculares en mis desgastadas orejas, sollozaba de la risa y se me hacían lagrimitas en los ojos. No se muy bien por qué, pero me causan demasiada gracia los nombres poco convencionales. De sólo oír y/o recordar uno, exploto en una carcajada. Ahora me contengo porque estoy en un cyber, pero si estuviese en otro lugar me cagaría de la risa porque me acabo de acordar que una conocida de mi mamá, un día llegó a mi casa con su flamante niño recién nacido y cuando mi progenitora le preguntó como se llamaba, la señorita madre, sin ningún tapujo y casi orgullosa de semejante acto de crueldad, dijo: Olaf. No pude contenerme, tuve que ir corriendo al baño para descargar mi risotada allí. jajaja, Olaf, le van a decir "el pibe perro", jajaja.

[¡¡Decime cual, cual, cual, es tu nombre!! ¡¡Decímelololo, por favor!! ¡¡Pero decícicimelo cantando!! ¡¡Porque cantaaaaando es mejor!! ¡¡Decímelooooo, decímelooooo, decímelooooo!!]

martes, agosto 24, 2004

Vocifera y desespera

Todavía no comenzó a hablar y mi corazón ya late más rápido de lo normal. Sin titubear, levanta la mirada y empieza a pronunciar palabras que por ahora no me interesaban demasiado. Su ritmo es monótono y acelerado. Intento prestarle atención a lo que dice, pero el leve temblor de mis manos me lo impide. Cada vez falta menos para que diga lo que tengo que oír , aunque mis oídos le dificultan el paso al aire que emanan sus labios. La espera resulta asquerosamente tediosa; mis dedos descontrolados dibujan espirales en un papel que en su destino tiene un tacho de basura por delante. Ella prosigue su monólogo esquematizado sin detenerse ni para parpadear. Muchas veces había estado en momentos como este, pero jamás acumulé tanta transpiración en mis axilas en un lapso de tiempo tan corto y sin ejercitar un músculo. Su estrepitosa combinación alfanumérica está perfectamente sincronizada con el sonido de las agujas del reloj en mi muñeca, o al menos mi efímera locura me hace creer eso. Aborrezco a la rama masculina de mi árbol genealógico por obligarme a vivir frecuentemente esta calamitosa desesperación. Mis tímpanos se transforman en un océano y su voz es una lluvia torrencial que no moja. Soy una bomba de nervios que está a punto de estallar y en este preciso instante, ella se dispone a elegir que cablecito cortar con su insípida fonética. "Zyotlovitsky....siete. El recuperatorio es la semana que viene, los que promocionaron vengan en la primera llamada de final para firmar la libreta."

viernes, agosto 20, 2004

Contar

Dos kilos y medio de kiwi. Un tacho de basura viejo, color gris. Una mosca con cenizas en las alas. Diez manubrios de bicicleta sin usar. Un joystick de Sega. Tres litros de leche cultivada. Un sanguche de milanesa con huevo, tomate y sandía. Uno de esos heladitos de McDonald's que no son los comunes. Cuatro jabones en polvo. Un millón de anelgésicos. Seis diccionarios María Moliner. Un oso panda. Cuarenta almohadones y sesenta y ocho colchones. Quince monos con manos en los pies. Cuatro gorilas. Un veterinario con barba. Noventa monedas de cinco centavos metidas en un frasco de pimienta española. Doce mil turistas kenyatas. Dos alfombras mágicas, una gris y la otra amarilla. Cien goles. Diecisiete mesas de pool. Un rabino. Doscientos gramos de fiambrín. Una caricia, dos, tres, cuatro, todas las que me alcancen. Cuarenta y cuatro palos de hockey. Un mechón de pelo teñido con agua oxigenada. Catorce dinosaurios extinguidos. Un billón de australes y trece patacones. Cero iniciativa. Un metro setenta y siete de nerviosismo. Ocho dosis diarias de buen humor. Novecientos mil enanos con bigote a lo Dalí. Un pizza de palmitos, roquefort y salsa golf. Uno sabe lo que tiene que hacer hasta que lo hace mal y se da cuenta que no sabía como había que hacerlo.

[La farolera tropezó y en la calle se cayó, al pasar por un cuartel se enamoró de un Coronel. Alcen las barreras, y hasta aquí llegó mi amor]

miércoles, agosto 18, 2004

L.A. Libre Asociación # 2

(Ready...Steady...Go!)

Naranja. No conozco a nadie pelirrojo ni pelirroja. Prefiero no usar la @ para hablar de un género indefinido. Nunca aprendí todos los verbos en la escuela, pero creo que los sé automáticamente. Hay veces que en las que debo mejorar mi mecánica para hacer las cosas. ¿Por qué en todas los talleres mecánicos hay fotos de minas en bola arriba o abajo de los calendarios que cuelgan en la pared? Mi abuela tiene un limonero en el hallcito de su casa, que está al lado de la mía. Cuando era chico siempre quería saltar la pared de aquel hallcito, tomaba carrera, elevaba mi velocidad, pero irreversiblemente chocaba contra la pared. A, ante, bajo, con, contra, de, desde, durante, en, entre, hacia, mediante, para, por, según, sin, sobre, tras; seguro que me olvido de alguna preposición. "El local está loco hoy", dijo uno de los dueños de este cyber. Me gustaría vestirme todos los días de mi vida con overol. No tengo ningún overol. Desconcentración y despiste. Carreras automovilísticas. Velocidad, tipeando rápido es muy probable que haga mucho ruido y que me equivoque tipeando, aunque el ruido no podrá apreciarlo quien lea estas palabras, si es que alguien más las lee. Hay muchas palabras que se caen al piso. Yo levanto cualquier tipo de papel que encuentro en la calle. Cuando camino a mi lugar de trabajo, siempre agarro plegarias a El Gauchito Gil, que dicen que si no hago lo mismo y no dejo la misma plegaria en el piso, una maldición caerá sobre mí o algo así. Pelearse por MSN es mucho peor que hacerlo personalmente. Estoy enojado y esto se termina acá, aunque podría seguirlo. Ojalá yo y todos los habitantes de este universo, nos incineremos como moscas masticando lava volcánica. De corazón lo digo, lo pienso, lo afirmo y lo sentencio. ¡¡He dicho!!

[odio mi pesimismo efímero, pero sé muy bien lo necesario que es para mi salud mental]

sábado, agosto 14, 2004

El Naranjú


La guacha de la Capparelli me había puesto otro 2 en matemáticas y estaba todo mal, mi vida era la muerte de la muerte y má’ muerte de la muerte iba a ser cuando mi viejo me marque con el cinto, mientra’ me grita: “¡ Vago ! ¡ Drogadito ! ¡ Burro del orto ! ¡ Pa´que te mando al colegio si no estudia’ !”.
Ya en la entrada de mi villa, la de lo’ lucalitu, mi villa, me imaginaba cómo me iba a quedar de colorado el culo despué’ de lo’ cinturonazo’. Esto’ último’ tiempo’, mi mamá no pudo salvarme de lo’ golpe’, porque la pobre se cansó de que mi viejo la casque y se mandó a mudar con el Ruben, el mecánico.
Pero, para no olvidarme, estaba pensando que, ante’ de la paliza, quería darme el gusto con algo que me dijeron que pruebe. El Vítor me hinchaba siempre para que vaya a lo de la Porota a comprar ésa’ cosa’ que vende. Entonces, me puse las pila’ y fui, má’ vale que fui. Le dije a la Porota que me dé uno de eso’ Naranjú fosforescente que me dijo el Vítor que te hacen volar por lo’ cielo’.
¡¡¡ Y la puta que te hacen volar !!! Yo volé hasta el año 2090, mas o menos, creo que sí. En la villa estaba todo cambiado, era una locura de las locuras. El Vítor estaba ahí, parado en las calles de pasto sintético, tenía la jeta llena de chapas. (¿ Qué mierda me pasa ? Me salen todas las S ). “Qué hacés, perejil”, me dijo el Vítor, “lo de las S es por un microchip que pusimos acá abajo, en el centro de La Tierra. No sé cómo jaraco funciona, pero se te agregan solas al final, es como una especie de magia”, terminó de decirme y me dejó más aliviado. Me contó, para aclararme porque tenía eso pegoteado en la caripela, que en el 2053 hubo una guerra nuclear y que los de la villa fueron los únicos que se salvaron, gracias a las chapas. El Vítor me advirtió que no salga de la villa porque me iba a achicharrar como un chizito, que todo estaba lleno de radicación, o algo así.
Le hice caso y me llevó a recorrer el lugar. Fuimos hasta donde era mi casa y ahora ahí había una piedra de espejos gigantota. El Vítor me dijo que era una peluquería cósmica, que venían los E.T. a hacerse los claritos y se iban súper felices.
“¿ Y mi Yo del futuro ?”, le pregunté. “¡¿ Qué Yo del futuro, logi ?! Viste muchas películas, vos, me parece. Acá no hay ningún Vos del pasado ni ningún otro Vos del futuro. El único Vos que existe sos vos, ¿ entendiste ? ” Asentí moviendo la saviola y estaba anonadado (jaja, el ano que nada, esa palabra es una masa) porque el Vítor se había transformado en un re filósofo. No cacé una palabra de todo eso que dijo.
Seguimos paseando, me llevaba en una limusina de carritos de rulemanes, seguro que ahí dentro entraban como 20 vagos. Me asomé por la ventana de arriba y le pregunté que eran esas dos bolitas que estaban colgadas en el potrero y me dijo que eran el Sol y la Luna, que se cayeron hace 5 años y se hicieron chiquititos en el aire. Me explicó que el Sol no hace falta para vivir, que era puro chamuyo eso, que con un par de lamparitas y estufas a gas se arreglan lo más bien.De repente, sentí que me bajaba todo y uno’ grito’ tremendo’ de mi viejo, que me decía que me prepare porque iba a cobrar, que de ésta no zafaba. Cuando se sacó el cinturón y me miró, yo lo miré y me reí, y saqué el naranjú fosforescente del bolsillo.
[Hace casi un año que no escribo un cuento, este fue uno de los últimos. Y es una historia verídica]

lunes, agosto 09, 2004

Fragmentos (uno)

Fragmentos de un libro que jamás editaré titulado "Mi autobiografía en los colectivos"
"...en mis años de secundaria, todas las mañanas corría al muy hijo de puta del 584. Estaba sincronizado para que eso ocurriese, no tengo ninguna duda. Para tomarme el colectivo tenía que caminar tres cuadras: una derecho y doblar hacia la derecha para caminar otras dos. La dos últimas siempre me chocaban de frente con el ómnibus, que cruelmente se empeñaba en doblar en la esquina de Condarco antes de que yo llegue ahí. El resultado de los 200mts con mochila, walkman y soretes de perro en las zapatillas era sencillo: hincharle las pelotas a mi preceptor toda la mañana para que no me pase la media falta por llegar tarde..."
"...cuando estoy la fila esperando el bondi y no estoy seguro de poder viajar sentado, realizo una tarea divertida y efectiva: cuento cuantos asientos tiene el colectivo y cuantas personas hay delante de mí en la cola. Muchas personas esperan el siguiente coche porque creen que no va a haber espacio suficiente para apoyar su culo, pero a mi no me pasa eso si el tiempo me permite calcular mis posibilidades de viajar sentado. Por ejemplo, el 159 L azul Diferencial tiene 41 asientos en su interior. Una de las cosas más molestas de la rutinaria vida cotidiana es subirse al colectivo y notar que no hay ni un lugar para sentarse y ser el único que viaja parado. En esos momentos me siento (y así denomino a cualquier sujeto en la misma situación) un pasajero estúpido..."
"...no me imagino como hacen para diferenciar las letras de los ramales las personas con dificultades en la visión. Porque las ponen muy chiquitas y se notan cuando el colectivo está demasiado cerca, cuando levantar la mano es en vano porque el bondi ya se fue. El 148 tiene como 8 letras distintas. Recomiendo usar binoculares a quien pretenda tomar ese colectivo en el Puente Pueyrredón y subirse en el transporte con la letrita correcta..."
"...no hay muchas cosas más enigmáticas y preciosas que las miradas. Viajando en colectivo, en mis cinco años secundarios, debo haber acumulado más de diez novias de miradas. Llamo así a chicas a las que jamás les hablé en mi vida, no sé como se llamaban, no conocía nada de su vida, tal vez ni sabía a que escuela iban, pero que siempre nos mirábamos cuando compartíamos el bondi. Esa era toda nuestra relación. Para mí, una mirada de colectivo llega a su perfección cuando una de las dos personas se baja del bondi, a pesar de eso, continúa observando a la otra y sus miradas se funden nuevamente. De adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro..."

lunes, agosto 02, 2004

No tengo agua caliente en el calefón

En este preciso momento mis oídos y mi alma se regocijan escuchando un preciosísimo tema de Charly García llamado "Ojos de Videotape", lo cual me produce una intensa y efímera felicidad. Estoy en mi pieza, tranquilo, sin ninguno de mis hermanos molestándome, sin nadie que pegue gritos implorando por mi presencia para que le vaya a hacer mandados, sin alaridos guerrilleros como música de fondo. Sólo estamos mi guitarra, los mp3 que me compré hoy (Charly García, Pixies, Sumo, Divididos, NOFX, Cadillacs y compilado de punk y otro de música de series). El último que nombré es sensacional, tiene los temas de: Batman, Alf, El Inspector Gadget, Blanco & Negro, Seinfield, The Nanny, Los Simpsoms, El Inspector Ardilla, La Hormiga Atómica, El Auto Fantástico, Martillo Hammer, McGyver, Brigada A, Dinastía, Pink Panther, Pete & Pete, Clarissa, y muchos, muchísimos más, son más de 500. Mis oídos transmiten alegría hacia el resto de mi cuerpo, que la acepta con los brazos abiertos. ¡Hace cuánto que no podía conseguir esta pacífica armonía en mi casa! Basta, no lo voy a repetir más porque en cualquier momento golpean la puerta y empiezan a romper las pelotas, mejor posteo todo esto ahora antes de que la carroza se convierta en calabaza de nuevo.


[me apreta un zapatito]

domingo, agosto 01, 2004

Mini-retrospectiva

El recuerdo más antiguo que alberga mi mente es el de un detalle de mi primer día en el jardín de infantes. El flashback me hace tener nuevamente tres años y estar sentado en una mesa con sillitas azules. A mi lado hay un nene medio pelirrojo, con pecas. Tiene una quemadura de color marrón en la mano. Según me cuentan, ese día grité mucho y me agarraba de las rejas porque no quería quedarme ahí. Pero lo único que quedó registrado en mi memoria hasta el día de hoy era la mano quemada de Tadeo.
[detesto a las personas que se olvidan los nombres]

Jeroglíficos

Cuuaenedeo eleaese eleeteerreaese esee peoenegeaene dee aceuerredeo y hacheageaene veaeleeerre eseu eseigeeneiefeiceadeo, esee vea a aerreemeaerre uene geerreaene beaerredeo eene eele emeuenedeo dee ele eleaese peaeleabeerreaese.
[emeáese ceeleaerreo, ecehacheáelee ageua]